Nuestro sistema de valoración


Ya que no somos dos críticos petulantes, sino dos "desgraciaos" que como devoradores que somos amamos la comida y no podemos luchar contra nuestros impulsos de salir a la calle a probar cosas nuevas, hemos decidido hacer públicos aquellos factores que tenemos en cuenta para realizar una crítica personal.

1. Estética del local: como a todo el mundo, nos gusta sentirnos cómodos y vivir una experiencia diferente al salón de nuestras casas. Por ello, nos parece importante contar con esa primera impresión que nos ofrece el establecimiento nada más entrar, la cual, salvo honrosas excepciones, suele ser un buen augurio de lo que nos depara.

2. La carta: no comprendemos el esfuerzo de ciertos bares en omitir datos tan importantes como el precio o no tener carta directamente, llevándote una "non grata" sorpresa a la hora de la receta. Es posible que aquellos que no tengan carta estén pensando en salvar el Amazonas o Sierra Espuña, pero a los clientes nos hacen un flaco favor. También valoramos a aquellos camareros que se conocen su oferta de la A a la Z, es un gran esfuerzo, pero volvemos a lo mismo... flaco favor.

3. Higiene: A todos nos gusta que todo esté limpio y  no hablamos sólo de aquello que se ve a primera vista... (baños, vajilla...etc). ¡Aquí seremos especialmente implacables con aquellos que intenten envenenarnos!

4. Presentación: la comida también entra por la vista, por lo que también nos gusta tener en cuenta este factor a la hora de valorar. ¡Somos unos gumias!

5. ¡ A comer!: Aquí nos explayaremos tanto con el sabor del plato y sus ingredientes, como con la calidad, textura y todo aquello de lo que podamos opinar.

6. Precio: Nuestros sueldos no nos permiten tener excesos muy altos, por lo que todo aquello que se pase de la ralla y no sea razonable... ¡Será condenado al ostracismo de nuestra gastro-aventura!

6. Atención al público: sabemos que trabajar cara al público no es nada fácil, por eso consideramos necesario reconocer a todos aquellos grandes profesionales que te hacen sentir como en casa pero también a todos aquellos currantes desagradables que pueden hacer a un plato y local "¡Acho, qué bueno!" entrar al "Rincón de los Horrores".


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